En el universo de la coctelería, donde cada trago puede ser una narrativa líquida, la Campari Bartender Competition 2025 se consolidó como un escaparate de talento, ingenio e identidad. Más allá del brillo de la marca organizadora, lo que destacó en esta edición fue la destreza de quienes, detrás de la barra, han elevado su oficio a una expresión artística, los bartenders.
Redacción Vatel Magazine
El mexicano Jorge Eduardo Urbano Almaraz se alzó con el primer lugar del reciente Campari Bartender Competition 2025, gracias a su creación Popurrí Negroni, una reinterpretación del clásico italiano que sedujo al jurado por su originalidad y ejecución técnica. Con este triunfo, representará a México en la final latinoamericana “Raíces Latinas” que se celebrará en Brasil.
La competencia, guiada por el experto Israel Lara, reunió a importantes personajes del sector, como Murilo Marques (Campari Academy Brasil), Christian Sifuentes (ganador de la edición 2024) y Peter Sánchez (Head Bartender en Tlecan). Juntos, evaluaron cada propuesta no solo en sabor, sino en concepto, técnica y capacidad para transmitir una identidad cultural a través del vaso.

Detrás de este escaparate de creatividad se encuentra un cóctel con más de un siglo de historia: el Negroni. Nacido en Florencia a principios del siglo XX, el Negroni surgió cuando el conde Camillo Negroni pidió a su bartender que fortaleciera su Americano con ginebra. El resultado fue un equilibrio perfecto entre amargor, dulzura y fuerza —una tríada que ha conquistado paladares en todo el mundo y que hoy, lejos de perder vigencia, es terreno fértil para la innovación.
Esa fue la premisa que guió a los siete finalistas, quienes ofrecieron visiones muy personales del Negroni:
• Luis Fernando Martínez Zúñiga con Salto de Vida,
• Rebeca Heredia González con México Surrealista,
• Frida Alejandra Muñoz Rodríguez con La Trilogía,
• Brandon Alvarado Polanco con Menjurje de Negroni,
• José Luis Martínez Martínez con El Susurro del Maíz,
• Christian Iván Ojeda Rojas con Nesquite,
• y Jorge Eduardo Urbano Almaraz, cuyo Popurrí Negroni conquistó por su capacidad de interpretar con el México contemporáneo sin romper con la herencia del trago original.
En cada propuesta se manifestó lo que distingue a un gran bartender: precisión técnica, conocimiento profundo de ingredientes y una sensibilidad narrativa que convierte al cóctel en relato. Así, más que una competencia de marcas, la Campari Bartender Competition fue una celebración del oficio y del potencial de la mixología mexicana como forma de expresión cultural.
El viaje del Negroni, desde los cafés florentinos hasta las barras mexicanas, demuestra que los clásicos no están escritos en piedra. Con manos expertas y una mirada enraizada en su entorno, pueden renacer con una identidad nueva. Y eso, precisamente, es lo que logró esta edición: un tributo líquido a México, sorbo a sorbo.