El ganador representará a México en el Campeonato Mundial de Tapas en Valladolid, España
Redacción Vatel
El arte de la tapa y el pintxo, emblema de la cultura gastronómica española, de nueva cuenta cruza el Atlántico para ser protagonista del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas México Edición 2025. Este evento, organizado por Espacio Gourmet, busca a los mejores cocineros profesionales del país para que se sumen a una tradición que ha marcado la identidad de los bares y tabernas españolas.

El certamen se llevará a cabo los días 26 y 27 de septiembre en Querétaro, y tendrá como gran cierre el 2° Campeonato de Tapas de Las Américas, que tendrá lugar el 28 de septiembre. Durante esa jornada, se anunciarán los ganadores tanto del concurso nacional como del continental. El ganador del certamen se hará merecedor del reconocimiento al mejor en su categoría, además de obtener su pase directo al Campeonato Mundial de Tapas de Valladolid, España.
Este concurso es una oportunidad para que los chefs mexicanos demuestren su talento fusionando ingredientes locales con técnicas tradicionales españolas, llevando así la esencia de la cocina mexicana a un formato que ha conquistado paladares en todo el mundo.

Una tradición con historia y sabor
La tapa y el pintxo, esos bocados gastronómicos, son una forma de vida en España. Desde León hasta Granada, los bares han tomado esta práctica como un símbolo de identidad, que permite a los comensales disfrutar de una bebida acompañada, siempre, de un bocadillo.
No se sabe a ciencia cierta, pero se dice que el origen de la tapa se remonta a la monarquía española. Se adjudica su creación al rey Alfonso X, quien, por recomendación médica, comenzó a acompañar sus copas de vino con pequeñas porciones de comida para reducir los efectos del alcohol. También se dice que la cuna de la tapa es Cádiz, en tiempos de Alfonso XIII, cuando un mesero cubrió la copa del monarca con un plato de jamón para protegerla de la arena de la playa.


Por su parte, el pintxo nace en San Sebastián, en el País Vasco, a principios del siglo XX, y su nombre proviene del palillo que atraviesa sus ingredientes, sujetándolos sobre una rebanada de pan. Su sofisticación y diversidad lo han convertido en una de las expresiones más refinadas de la gastronomía española en miniatura. Con este certamen, la tapa y el pintxo también se convierten en un símbolo de unión entre culturas a través de un lenguaje tan universal como es la gastronomía.
