En el universo de las bebidas espirituosas, pocos productos logran reunir historia, excelencia y arte en una sola botella, y un ron veracruzano lo consigue. Este destilado es originario de Córdoba, y se ha convertido en una joya de colección para conocedores y amantes del buen beber; por eso es ideal para celebrar a papá.
Redacción Vatel Magazine
Detrás de cada botella de ron hay un proceso artesanal en el que interviene la mano del hombre, la naturaleza y el tiempo. El ron se produce con caña de azúcar, una planta típica de las regiones tropicales como Veracruz, donde el clima cálido y húmedo crea las condiciones necesarias para su cultivo. Pero el proceso comienza con la fermentación del jugo o melaza de caña, que se destila para obtener un alcohol puro y aromático.
Sin embargo, el verdadero carácter del ron se define durante su añejamiento, en barricas de roble, donde la bebida adquiere cuerpo, color y complejidad con el paso del tiempo. Y eso es precisamente lo que ofrece Mocambo 20 Años Edición Arte, un ron ultra premium madurado con maestría, dedicación y paciencia durante dos décadas en el sistema de barrica única de roble blanco europeo.
Este ron, premiado en certámenes de alto nivel como el International Rum Festival en Florida, Prodexpo Moscú y el Ministry of Rum en Nueva Orleans, es elaborado por Licores Veracruz, una empresa familiar con más de 75 años de tradición y presencia en más de 30 países.
Este destilado es también una muestra del renacimiento del ron veracruzano; la compañía apostó por recuperar y posicionar la producción nacional con calidad internacional, y hoy esa apuesta se traduce en una colección de rones añejados entre 1 y 45 años, destinados tanto a coctelería como a paladares exigentes.
Más allá de su sabor, la Edición Arte de Ron Mocambo cautiva también por su presentación con botellas intervenidas por artistas, lo que le ha valido reconocimientos por su diseño. Cada pieza es una obra de arte que enaltece la tradición licorera mexicana.

EL ARTE DE MARIDAR
Este destilado también es un acompañante excepcional en la mesa, su añejamiento de dos décadas en barricas de roble blanco europeo le otorga una personalidad robusta y refinada, con notas de vainilla, cacao, frutos secos, tabaco y especias, que invitan a explorar armonías gastronómicas intensas, dulces y especiadas.
Quesos maduros y curados
La riqueza aromática del ron encuentra un contrapunto ideal en quesos de sabores pronunciados, como el manchego curado, el gouda añejo o un buen queso azul. Estos lácteos potencian las notas amaderadas y especiadas del destilado, logrando un maridaje profundo y elegante.

Carnes rojas y platillos especiados
Un ribeye a la parrilla, un filete con reducción de vino tinto o un mole negro artesanal son el aliado perfecto. Las notas dulces y tostadas complementan los sabores intensos y complejos de estas preparaciones, realzando cada bocado.

Chocolate amargo y postres oscuros
Un clásico infalible. El ron resalta los matices del cacao en bombones de alta pureza, trufas, pasteles y galletas de chocolate o incluso una tarta de higos y nueces. El dulzor equilibrado y el final largo del ron armonizan con la untuosidad del chocolate y las frutas secas.

Puros y frutos secos
Para una experiencia más contemplativa, puede acompañarse con un buen puro y un puñado de almendras tostadas, nueces pecanas o avellanas. Es un maridaje perfecto para quienes disfrutan de rituales pausados, donde el tiempo y los aromas tienen protagonismo.

Gastronomía mexicana con carácter
Platos como unas costillas en adobo, un mixiote de borrego o incluso una cochinita pibil encuentran en Ron Mocambo un compañero que equilibra el picor y el dulzor de las recetas tradicionales con su cuerpo y carácter. La riqueza de la cocina veracruzana también se entrelaza con los orígenes del ron, convirtiendo al maridaje en un acto de identidad.