La costa de Jalisco brilló con el Festival del Ostión 2025 en Tehuamixtle, donde chefs de Puerto Vallarta reinterpretan este manjar marino frente al Pacífico. Sabores únicos, comunidad pesquera y toneladas de ostiones se unieron en una experiencia inolvidable.
Patricia Ortega
La brisa del Pacífico, el crujido de la leña y el inconfundible aroma a mar marcaron la quinta edición del Festival del Ostión en Tehuamixtle, un rincón pesquero del municipio de Cabo Corrientes, Jalisco. En este evento, ya referente gastronómico del occidente mexicano, convergen talento culinario, tradición costera y pasión por uno de los manjares más nobles del océano: el ostión.
La cocina de autor
Este 2025, el festival reunió a un grupo de chefs consagrados de la Bahía de Banderas, quienes ofrecieron creaciones originales con ostión como protagonista. Guillermo Wulff (Barrio Bistró), Polo Cortés, Hugo Chávez (Azul) y Alan Olvera, especializado en catering náutico, fueron los encargados de transformar parte de las dos toneladas de ostión recolectadas por los pescadores locales en platillos únicos.
El chef Wulff presentó un ostión estilo vallarta, envuelto en hoja de nori y bañado con una mezcla de sal, maracuyá, mostaza Dijon, soya, clamato y chile de Tapachula. “Este plato es exclusivo para el festival, no está en mi restaurante. Es un homenaje a esta costa que tanto quiero”, compartió el chef, quien también ofreció raicilla de su propia producción, el destilado jalisciense que ya es parte esencial de esta celebración.

La bahía como inspiración
El chef Alan Olvera, por su parte, ofreció ostiones con tres salsas distintas: una tatemada con seis chiles, un chimichurri y una versión de salsa macha sin cacahuate, adaptada al entorno marino. Su presentación, sobre arena y concha, evocaba la salida del molusco desde el océano.
“Nuestra idea es mantenernos fieles a los sabores de la bahía, pero sin repetir fórmulas. Innovamos sin olvidar lo esencial”, explicó Olvera, quien además subrayó su compromiso con la pesca sustentable.
Polo Cortés aportó ostiones zarandeados, cocidos a la leña con ajo, limón y especias, rescatando métodos tradicionales con un toque fusión. “Me gusta crear sin ser ordinario”, dijo, reafirmando su pasión por la cocina con identidad.
Ostión: del mar a la comunidad
El ostión de Tehuamixtle se distingue por su tamaño y sabor, resultado de las condiciones naturales de sus bancos marinos. De las cinco especies nacionales, japonés, americano, de oca, de mangle y Crassostrea corteziensis (de placer), esta última es la que reina en la costa jalisciense. Su perfil nutricional, con alto contenido de proteínas y omega 3, lo convierte en un superalimento marino.

Este festival no solo es una plataforma gastronómica, también es una celebración del trabajo comunitario. Los pescadores locales recolectan durante semanas toneladas de ostión que se obsequian gratuitamente durante el evento. “Aquí hay corazón. Aquí venimos a disfrutar, pero también a apoyar lo nuestro”, resaltó el chef Memo Wulff, recordando el lazo afectivo que lo une al pueblo, donde descansan las cenizas de su abuela.

La joya del Pacífico: Tehuamixtle
Ubicado a unos 100 kilómetros al sur de Puerto Vallarta, Tehuamixtle es un paraíso oculto al que se llega por carretera, vía El Tuito, en un viaje de aproximadamente tres horas. Sus aguas cristalinas y su gente hospitalaria lo convierten en el escenario perfecto para esta fiesta del sabor.
Una subasta con sabor a récord
Uno de los momentos más esperados del festival fue la subasta del ostión más grande. En ediciones anteriores se han presentado ejemplares de hasta 1.8 kilos, compitiendo no solo por su tamaño, sino por el orgullo de la comunidad. Esta dinámica impulsa la conservación de los bancos naturales y pone en valor la riqueza del ecosistema marino local.

